El abierto –y fallido– intento de interferencia de un gobierno, el de Gustavo Petro, en el proceso de elección del nuevo magistrado de la Corte Constitucional no es algo que deba darse por superado por el solo fracaso de la estrategia de amarrar votos en el Congreso a punta de la repartija de la ‘mermelada’ oficial.

Aseguran el Presidente y su ministro de la política (en bajas), Armando Benedetti, que a la magistrada del Tribunal de Buga Patricia Balanta no la eligieron para la Corte por ser negra y de origen humilde. La realidad, como siempre, es mucho más compleja que la que pretende imponer la narrativa de la Casa de Nariño. Así, la legítima aspiración de Balanta, una jueza reconocida por su carácter vertical en más de 30 años de carrera, terminó asfixiada por el ‘abrazo del oso’ de un

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