* La autora forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
Por la tarde, cuando el calor empezaba a aflojar y el aire se volvía más amable, salí a pasear con mi perro Golfo —ya lo conocéis de otra edición de El Reto de los Lectores de La Vanguardia — y Lola, mi gata exploradora y que también conocéis por haber protagonizado otro desafío visual anteriormente.
Caminábamos entre Plandogau y Cabanabona, en la comarca de la Noguera, cuando, con la calma de quien se sabe en casa, se nos apareció tranquilamente un corzo.
No es extraño toparse con la fauna de estos parajes: conejos, zorros, águilas o corzos nos acompañan a menudo. Esta tierra aún conserva el silencio y la paz que hacen posible estos encuentros.
Los campos, hasta hace poco, eran un mar dorado de trigo. Ahora, con la