A los 38 años, el cuerpo de Lionel Messi está lleno de batallas, prodigios y emociones. En medio de ese clima especial que vivió el jueves en el estadio Más Monumental, que lo tuvo otra vez como máxima figura en la victoria 3-0 ante Venezuela, la estrella argentina se permitió exteriorizar esos sentimientos que lo habitan.
Su último partido oficial como local “por los puntos” lo mostró con esos destellos que lo han llevado a ser acaso el mayor ícono de este deporte. No obstante, no estuvo fresco, pleno, lozano en su prestación.
“Cuando me siento bien, disfruto. Si no estoy bien, la verdad, la paso mal, prefiero no estar”, remarcó Messi. Su reflexión se vincula a que no se lo vio con la chispa encendida el jueves. Lo mismo sucedió días atrás en la final de la Leagues Cup ante el Seattle S