¿Cómo se enfrenta Luis Maraver a los estrenos de las exposiciones?
Las exposiciones las disfruto cuando las veo montadas. En la inauguración uno tiene que pasar el mal rato del jaleo, al que nunca me he acostumbrado, pero hay que vivirlo. Que Binissalem me nombre hijo adoptivo me produce emoción y orgullo.
Usted lleva en su oficio más de medio siglo. ¿Ya le puso rostro a su público?
Después de tantos años he conseguido muchos seguidores, personas que he ido conociendo, que creen en mi trabajo, y que se han enamorado de él.
Can Gelabert siempre estará en su corazón, un Casal de Cultura que se inauguró hace 25 años precisamente con una muestra suya.
Sí, al igual que Binissalem, donde vivo desde hace 33 años.
¿Qué le trajo a Binissalem?
La casualidad. Un amigo adquirió la casa donde vi