En horas de la noche de este domingo 5 de septiembre, el eminente médico deltano Oswaldo Brito, dejó de existir.

Hijo de un padre fecundo con más de 30 hijos, lo imitó hasta cierto punto con 11 retoños.

Con más de 80 años, retirado al hogar en virtud de ciertos problemas de salud, será recordado como un personaje de nuestra vida pública.

Formado en Brasil décadas atrás, al escoger partir en procura de expandir sus horizontes, fue un diestro partero que alcanzó el primer lugar en número de nacimientos atendidos.

Jocoso, jovial, sociable, amigable, era una especie de bon vivant que supo “gozarse” la existencia.

Premio nacional de pintura en el ámbito médico, hizo del Delta su mayor motivo al plasmarlo en lienzos llenos de luz y color.

Minúsculo de tamaño y de presencia insoslayable, er

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