Las cosas como son. En Antioquia, hay zonas de montaña con carreteras complejas, a donde la luz apenas llegó hace poco tiempo y en donde las escuelas siguen sin tener internet. Sin embargo, pese a estos complejos panoramas, para muchos campesinos esos duros territorios son su hogar. Y tal vez por eso vemos veredas con bellos nombres, pues para estas personas son su tierra prometida, la que siempre está en sus corazones y a la que siempre se busca volver incluso cuando el fantasma de la guerra parece haber sido exorcizado.

La de hoy es la historia de la vereda La Linda, enclavada en las nubosas montañas entre La Unión y El Carmen de Viboral, y a la que recientemente cerca de 200 personas retornaron luego de haber sido desplazadas por la absurda guerra que sacudió el Oriente antioqueño.

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