El 63% de presentismo en las elecciones de ayer en la provincia de Buenos Aires fue un dato inesperado que no tomaron en cuenta las consultoras. El peronismo no iba a entregar su último baluarte. Tienen la experiencia de los sobrevivientes y acudieron a votar masivamente para poder subsistir.
Fue el ejemplo opuesto a la ciudad de Buenos Aires donde el ausentismo de 50% del electorado permitió el triunfo de Manuel Adorni y la derrota de Leandro Santoro.
El error fue haberle dado a la elección bonaerense la misma categoría que a la de octubre, que es la que define la gobernabilidad.
Por supuesto el impacto fue grande, pero son daños colaterales que se pueden reparar de aquí a octubre. Todo depende de como el Gobierno maneje su estrategia política que sepultó a la estrategia económica.
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