“Che, mirá si es un accidente cerebrovascular (ACV). No, mejor andá a acostarte y vemos si mejorás”.
Según Adolfo Savia, médico emergentólogo y terapista intensivo, ante los posibles síntomas de un ACV “esta es la peor decisión que podemos tomar ”. Y añade: “La gente teme recibir la noticia, y en realidad deberían estar ansiosos por recibir el tratamiento. Todavía no hemos sido capaces de transmitir que si vienen rápido, hay tratamiento”.
Es que el ACV es una patología tiempo-dependiente, y eso brinda una brecha que puede ser concebida como una ventana de oportunidad : cuatro horas y media , en las cuales si se administra el el tratamiento indicado según el caso, se incrementan enormemente las posibilidades de integrar el grupo con mejor pronóstico: se calcula que el 25% atraviesa