Para Roberto Vega Ortiz, el ballet no siempre fue la respuesta. Un día llegó temprano al Taller de Bailes LeDaph, en Manatí, donde practicaba hip hop y jazz, y lo invitaron a intentarlo. Hizo primera posición y ya no hubo más preguntas. El amor fue instantáneo, recordó el vegabajeño de 28 años.
Vega se formó en la Escuela Ballets de San Juan, Ballet Concierto de Puerto Rico y la Escuela Especializada en Ballet Julián E. Blanco. Allí estuvo rodeado por bailarinas y creció como artista admirando a sus compañeras y maestras. Soñaba con estar en punta, como ellas, pero, en el ballet, no es normal que los hombres lo hagan.
“A veces bailaba un poco más femenino, porque era lo que veía y lo que me encantaba. Lo que veía era una mujer hermosa haciendo estos movimientos y eso es lo que quería emu