CDMX.- En tratándose de erotismo es imposible dejar de mencionar a Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne. Les contó a sus amigos en el Bar Ahúnda: «Soy asistente de Pecholina Pompanier, la Mulata de Fuego. Por 4 mil pesos al mes la ayudo a vestirse y a desvestirse». Acotó uno: «4 mil pesos es muy poco». «Sí -reconoció Afrodisio-. Pero no puedo darle más». La primera parte del cuento que ahora sigue es más que conocida. Al viajero se le descompuso el coche en una noche de tormenta, y le pidió a un granjero que lo hospedara en su casa. El granjero tenía una hermosa hija. Hasta ahí la parte sabida de la historia. Enseguida viene lo demás. Estaba ya el viajero conciliando el sueño cuando, con pasos tácitos, entró la muchacha al aposento y le preguntó en voz baja: «
De política y cosas peores

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