La Defensoría del Pueblo de Áncash atraviesa un momento de cuestionamiento por parte de la ciudadanía. Lo que ayer fue una institución con alta representatividad, presencia constante y trabajo con resultados visibles, hoy parece haberse convertido en un ente que ha perdido voluntad de trabajo y capacidad de respuesta frente a los problemas más urgentes de la región.

En los últimos dos meses, la población ha mostrado su malestar ante la lenta reacción de la Defensoría frente a denuncias de presuntos abusos dentro del penal de Huaraz. Pese a contar con una adjunta especializada en este ámbito, las visitas al centro penitenciario serían poco frecuentes, lo que limita la verificación real de los hechos y reduce la confianza en los informes emitidos. La pregunta es inevitable: ¿cuántas actas d

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