Este mes de agosto nos ha puesto a prueba como región. Las llamas que arrasaron miles de hectáreas en distintos puntos de Extremadura nos han golpeado con dureza, dejando tras de sí campos devastados, familias evacuadas y ecosistemas dañados. Han sido días de angustia y preocupación, pero también de solidaridad, unidad y compromiso colectivo. Frente a esta tragedia, nuestra tierra ha vuelto a demostrar lo que es: una comunidad que se levanta incluso en los momentos más difíciles, que responde con serenidad, que se organiza y que actúa unida.

Mi agradecimiento más profundo es para quienes, sin descanso, se enfrentaron al fuego en primera línea: efectivos de extinción, Protección Civil, cuerpos de seguridad, voluntarios y vecinos que hicieron de la cooperación un ejemplo de dignidad. Gr

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