El 25 de diciembre de 2024 el Papa Francisco, que de Dios goce, inauguraba el Año Santo con el lema "Peregrinos de la Esperanza", invitándonos a todos a una renovación de nuestra fe y nuestra alegría en Cristo con el signo habitual de los jubileos de cada 25 años: la Puerta Santa.

En efecto, desde la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, pasando por las de todas las Catedrales del mundo, hasta la de la más humilde parroquia, quedaron adornadas bellamente con flores y lienzos para que todos los fieles del mundo pudieran sumarse a este Jubileo. Sin embargo, como la Iglesia está en todas partes, hoy quiero hablarles de una sencilla pero significativa puerta, sí, una Puerta Santa oculta, que no se ve, que casi nadie conoce y que representa una gran oportunidad para hacer brillar la espera

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