En el corazón de muchos maturineses y de todo el pueblo oriental, la Virgen del Valle se alza como un símbolo de fe, esperanza y fortaleza.

A lo largo de generaciones, los feligreses han acudido a ella en busca de consuelo, sanación y soluciones a sus problemas más apremiantes. La devoción hacia Vallita, como cariñosamente le dicen en Maturín, ha transformado vidas y ha reafirmado la fe de quienes confían en su intercesión, creando un vínculo profundo entre la comunidad y su patrona.

La Virgen del Valle es reconocida por su poder para escuchar y atender las súplicas de sus devotos. Desde la sanación de enfermedades hasta la resolución de conflictos familiares, los relatos de milagros tribuidos a su intervención son numerosos y conmovedores.

Cada año, miles de personas se reúnen en su ho

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