Guadalajara se volcó esta tarde de lunes festivo con su patrona, la Virgen de la Antigua, en una jornada marcada por la emoción, la tradición y la belleza de una procesión que volvió a recorrer el corazón de la ciudad como antaño. Desde la concatedral de Santa María, con el repique solemne de las campanas, partía puntualmente a las 20 horas una larga comitiva que parecía abrazar toda la ciudad.

La imagen de la Virgen se presentó ataviada con un vestido y pecherín en tono beis, con brocado floral en dorado y plateado, y estrenando un manto de terciopelo azul con bordados de estrellas en oro y plata, acompañado de una mantilla de hilo de oro. El Niño Jesús lucía un vestido a juego con su madre y un cíngulo dorado, completando una estampa solemne y delicada con el trono repleto de rosas y cl

See Full Page