El ataque de Israel en Qatar contra los líderes de Hamás ha puesto al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en una posición incómoda y ha exhibido sus intereses encontrados en la guerra en Oriente Próximo. Ese trastorno se ha manifestado en el silencio que el mandatario ha mantenido durante horas tras el ataque, solo roto luego por un comunicado , que primero ha leído la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en su rueda de prensa diaria.

En ese mensaje el republicano ha incluido una crítica directa al ataque pero, a la vez, ha defendido el objetivo de Israe l. Asegura que h a prometido a los líderes de Qatar que un ataque así “no volverá a ocurrir en su territorio” pero también ha dicho que está convencido de que el “desafortunado incidente podría

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