Ciudad de México.- En su primer partido mundialista, México se enfrentó a Corea del Sur en el Stade Gerland. Ese día, una jugada improvisada del número 11 lo cambió todo. Cuauhtémoc Blanco, rodeado por dos defensores, atrapó el balón entre sus pies y, con un leve salto, escapó con el balón controlado: así nació la legendaria “Cuauhtemiña”.

Aunque la jugada no terminó en gol, capturó la atención global. Fue presentada como una creación auténtica e imprevisible, la cual Blanco ya utilizaba en el América, pero cobró dimensión internacional aquella tarde en Francia 98. Este momento fue seleccionado entre los más memorables en la historia de los Mundiales.

Ese día México ganó 3-1 con un doblete de Luis Hernández, mientras Cuauhtémoc Blanco mostró su sello de crack. La jugada no solo impactó a

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