La reciente visita de Kate Middleton y el príncipe Guillermo a la Federación Nacional del Instituto de la Mujer no fue un gesto inocente ni casual . Coincidiendo con la llegada de Harry al Castillo de Windsor para rendir tributo a su abuela, la reina Isabel II, los príncipes de Gales dieron un golpe de autoridad silencioso, pero contundente: eclipsaron la presencia de Harry en Londres, sugiriendo que la narrativa pública de la Casa Real se mantiene en curso, priorizando así la cohesión institucional por encima de cualquier reconciliación personal.
El gesto, cargado de simbolismo y oportunismo, fue interpretado como un recordatorio de que los herederos al trono no piensan dar espacio al hijo menor de Lady Di. Mientras Harry volvía al Reino Unido entre rumores de acercamiento al rey