El consumo habitual de café y otras bebidas con cafeína es común en muchas personas, pero esta sustancia puede afectar significativamente la calidad y estructura del sueño nocturno. La cafeína actúa bloqueando la acción de la adenosina, un químico cerebral que induce la somnolencia, lo que mantiene alerta a quien la consume pero puede interferir con el descanso.
Investigaciones recientes señalan que incluso una sola taza de café ingerida varias horas antes de ir a dormir puede dificultar tanto la conciliación como la continuidad del sueño, reduciendo el tiempo total de descanso y alterando procesos esenciales como la reparación muscular y la consolidación de la memoria. El doctor David Benavides, especialista en medicina del sueño de la Escuela de Medicina de Harvard, explicó que la vida