El fiscal general Álvaro García Ortiz. Daniel Gonzalez | EFE
09 sep 2025 . Actualizado a las 22:35 h.
Los que nos sentimos parte de la Justicia hacemos listas de buenos propósitos dos veces al año. Cada 31 de diciembre, como el común de los mortales, y el 1 de septiembre, inicio del año judicial, tras el parón veraniego, en el que habremos meditado sobre el futuro que nos espera. Y tanto propósito solo acaba llevando a mayor frustración. O a un despropósito. Acabamos de conocer que el máximo responsable de una institución cuyo fin es la defensa de la legalidad y el interés público , así como velar por la independencia de los tribunales, pasa de investigado a acusado, con un juicio oral a la vista por la comisión de un delito de revelación de secretos en el ejercicio de su cargo. Y es