Como cada 9 de septiembre, víspera de la festividad de San Nicolás de Tolentino , muchos aldeanos apuraron las labores en las fincas agrícolas para almorzar con familiares y amigos a tiempo de llegar después, antes de las cinco de la tarde, al almacén de Los Picos.

Desde allí, tras el lanzamiento del volador que también dispara cada año la alegría de la población aldeana, varios miles de residentes y visitantes iniciaron el baile tras la Banda de Agaete y la Charanga La Aldea . Y no pararon de danzar y saltar hasta llegar a la plaza de Barranquillo Hondo, ya bien entrada la noche y con los cuerpos ya bien preparados para seguir la fiesta en la verbena y en los bochinches repartidos por el casco urbano.

La masiva participación en La Rama aldeana «anticipa la mayor explosión de júb

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