La inteligencia artificial (IA) ha pasado de ser un experimento de laboratorio a ocupar un lugar central en las agendas de empresas , gobiernos y economías. La inversión se dispara, la adopción crece rápido y cada vez más estudios confirman su potencial para aumentar la productividad . Sin embargo, detrás de este entusiasmo hay una paradoja: aunque la IA se usa de forma masiva, la mayoría de las empresas aún no consigue retornos claros. Para entenderlo, hay que mirar tanto las fuerzas que empujan a la IA como las barreras que frenan el impacto real en las organizaciones.
El panorama general: la IA como tecnología transversal
Narayanan y Kapoor (AI-as-Normal-Technology) describen la IA como una “tecnología normal”, comparable a otras grandes revoluciones como la electricidad o int