Barcelona Desde el siglo XIX Cataluña ha optado por articularse mediante un modelo territorial que ha oscilado entre el particularismo, el federalismo y el independentismo. Los dos primeros conectados con Madrid; y el último, por razones obvias, de carácter unilateral. El poso de estos tres enfoques y sus correspondientes respuestas son lo que, en parte, ha dado forma al entramado institucional español. Grosso modo , la segunda parte del siglo XX y el primer cuarto del XXI podemos convenir en que Cataluña ha cumplido sobradamente las funciones modernizadoras y, sobre todo, democratizadoras, con el comportamiento de grandes hombres y mujeres, ya fuera desde la calle, las fábricas o las instituciones. Ahora bien, ante el panorama político local e internacional resulta legítimo preguntarse
La dimensión conocida

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