Por Matías Sánchez

El ataque israelí contra dirigentes de Hamás en pleno Doha (9 de septiembre) no es solo un hecho militar de alta audacia: es un mensaje político con múltiples capas . Golpea el corazón de la diplomacia árabe —Qatar ha sido, desde octubre de 2023, la bisagra de las negociaciones para tregua e intercambio de rehenes—, somete a prueba la soberanía de un Estado aliado de Occidente y busca marcar el límite de la tolerancia israelí con los santuarios extraterritoriales de organizaciones hostiles. La operación, que dejó al menos cinco o seis muertos según reportes iniciales, ocurrió mientras se discutían propuestas de cese al fuego; Hamás afirma que su cúpula sobrevivió .

Desdén por la arquitectura regional. Al atacar en la capital del mediador, Israel desvaloriza —y de p

See Full Page