Miguel Vargas Nehuén, de 29 años, fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de Ana Calfín, de 38 años, en Chubut. Tras fugarse a Chile, fue extraditado y deberá devolver las llaves de la casa que compartía con la víctima a su familia. El jurado popular lo declaró culpable de "homicidio agravado por mediar violencia de género" el 14 de abril. A pesar de la condena, el juez Daniel Novarino le permitió regresar a su hogar con prisión domiciliaria, donde se fugó al día siguiente.

Vargas Nehuén estuvo prófugo durante casi tres semanas, hasta que fue capturado el 4 de mayo en Castro, Chile, gracias a un operativo conjunto de la Brigada de Investigaciones de Esquel, Interpol y la Policía de Investigaciones de Chile. Fue extraditado el 20 de agosto y, el 29 de agosto, se le impuso la pena de prisión perpetua.

La familia de Ana Calfín, que había estado luchando por justicia durante más de dos años, expresó su alivio tras la condena. "Nos da paz para poder continuar", declaró Daniela Santillán, sobrina de la víctima. Miguel, el padre adoptivo de Ana, también se mostró aliviado: "Hace dos años que estábamos peleando para que haya justicia. Yo quería verle la cara y preguntarle por qué me la había quemado", aunque finalmente no lo vio, ya que Vargas Nehuén escuchó la audiencia desde una sala contigua.

El femicidio ocurrió el 6 de agosto de 2023, cuando Vargas Nehuén prendió fuego a Ana, quien intentó simular un accidente doméstico. Ana, que trabajaba en el Hospital de Esquel y tenía tres hijos, había sufrido quemaduras graves y falleció el 18 de agosto. Su caso es especialmente doloroso, ya que su madre, Damiana Millanguir, también fue víctima de violencia de género, asesinada por su pareja 35 años antes. La familia de Ana había reclamado la restitución de la casa que ella había construido para sus hijos, y ahora, por orden judicial, Vargas Nehuén deberá devolver las llaves.