Francia vive una jornada de intensas protestas bajo el lema "¡Bloqueemos todo!". Este miércoles, más de 300 personas han sido detenidas en diversas ciudades, incluyendo París, Lyon y Marsella. Las manifestaciones se han organizado en respuesta a los recortes presupuestarios propuestos por el Gobierno de Emmanuel Macron, que han generado un clima de descontento social.

Desde primera hora de la mañana, miles de manifestantes han intentado paralizar el país, levantando barricadas y bloqueando carreteras. La movilización ha sido respondida con un despliegue de 80.000 policías y gendarmes en todo el territorio nacional. A pesar de los esfuerzos de las fuerzas del orden, se han registrado al menos 154 episodios de tensión entre manifestantes y agentes.

El ministro del Interior, Bruno Retailleau, ha denunciado que las protestas están siendo "distorsionadas" por grupos de extrema izquierda. En su comparecencia, subrayó que "en Francia existe el derecho a manifestarse, pero a condición de respetar la ley". Retailleau también ha advertido sobre la presencia de "grupúsculos encapuchados" que buscan fomentar la violencia durante las manifestaciones.

Las protestas han tenido lugar en varios puntos estratégicos, como la Gare du Nord en París, donde se intentó bloquear el acceso. En otras ciudades, como Rennes, se han producido incidentes, incluyendo el incendio de un autobús. En total, se han reportado bloqueos en autopistas y rondas de circunvalación, aunque el objetivo de paralizar completamente el país no se ha logrado.

La situación ha sido calificada de "muy turbulenta" por las autoridades, aunque en algunos lugares las manifestaciones han transcurrido de manera pacífica. La movilización ha sido impulsada por el colectivo euroescéptico y anti-élites 'Los Esenciales', que busca replicar el movimiento de los 'chalecos amarillos' de 2018.

El nuevo primer ministro, Sébastien Lecornu, asumió el cargo en medio de esta crisis social. En su primer discurso, reconoció la necesidad de un "cambio a fondo" en el país. La jornada de protestas se anticipa como el inicio de un otoño caliente, con una huelga general convocada para el 18 de septiembre.