La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, enfrenta una doble moción de censura en el Parlamento Europeo. Los grupos Patriotas por Europa (PfE) y The Left han anunciado su intención de registrar las mociones antes de la medianoche, tras obtener las 72 firmas necesarias. Aunque ambos grupos tienen motivos diferentes, coinciden en su crítica hacia la gestión de Von der Leyen.

Jordan Bardella, presidente del grupo de extrema derecha, ha calificado el reciente acuerdo arancelario entre la UE y Estados Unidos como una "capitulación". Según Bardella, este acuerdo, que impone un arancel del 15% sobre la mayoría de las exportaciones europeas, refleja la incapacidad de la Comisión para establecer una relación equilibrada con Estados Unidos. En una rueda de prensa en Estrasburgo, afirmó: "La UE ha elegido rendirse". Una encuesta de Politico revela que el 52% de los europeos se sienten "humillados" por el acuerdo, con cifras aún más altas en Francia (65%) y España (56%). Además, el estudio indica que seis de cada diez europeos creen que Von der Leyen debería dimitir.

Por su parte, el grupo de extrema izquierda critica a la Comisión por la falta de transparencia en las negociaciones comerciales, incluyendo el acuerdo con Mercosur. También acusan a Von der Leyen de ser "cómplice en el genocidio de Gaza", a pesar de su propuesta de suspender parcialmente el Acuerdo de Asociación con Israel. Desde Podemos y algunos diputados de Sumar, se considera que el anuncio de la moción "no significa nada" y que no ha habido sanciones reales hasta el momento.

Von der Leyen ya sobrevivió a una moción de censura en junio, que fracasó gracias a la oposición de Socialistas y Liberales. Si alguna de las nuevas mociones prospera, ella y su Colegio de Comisarios tendrían que dimitir, aunque esto parece poco probable. Sin embargo, su situación es crítica, ya que enfrenta un creciente descontento incluso entre sus aliados.

Los legisladores europeos han señalado a Von der Leyen por no cumplir con los compromisos de gobierno. Prometió una Europa competitiva, pero cedió ante las demandas comerciales de Estados Unidos. También había prometido liderar la transición energética, pero ha retrocedido en el Pacto Verde. Además, su objetivo de una Europa militarmente autónoma aún no se ha concretado, manteniendo una fuerte dependencia de Washington.

Este descontento ha sido evidente en un verano turbulento en Bruselas, apodado el "verano de la humillación". En junio, se llevó a cabo una conferencia fallida en Múnich, seguida del acuerdo arancelario en julio y un viaje de líderes europeos a Washington en agosto para presionar a la Casa Blanca. La presidenta del grupo socialista en la Eurocámara, Iratxe Pérez, ha expresado su descontento, cuestionando: "¿Dónde estaba Europa cuando firmaste un acuerdo injusto?".