El director, ganador del Oscar por 'Mar Adentro', estrena 'El cautivo', un filme sobre el cautiverio de Miguel de Cervantes en Argel que bucea en su identidad
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Alejandro Amenábar llegó al cine español como un tifón. Tenía 24 años cuando Tesis dejó a todos con la boca abierta. ¿Quién era ese chaval que ni había acabado la carrera de Comunicación Audiovisual y estaba poniendo todo patas arriba? Con su ópera prima, ya un clásico, ganó el Goya a la Mejor película y comenzó una carrera que fue subiendo hasta ganar el Oscar por Mar Adentro y tras demostrar que un director español podía rodar con estrellas y grandes producciones hechas aquí.
Vivió todo muy pronto, pero a pesar del vértigo ha sabido mantener una conexión con el público, como dejaron claro los 11 millones de euros en taquilla que logró Mientras dure la guerra, la película que demostraba que la Guerra Civil seguía importando a los espectadores. Es de esos directores cuyo apellido es la marca de sus películas.
La gente va al cine a ver 'una de Amenábar' y ahora se van a encontrar con El cautivo, otro título donde coge a un personaje real —en esta ocasión Miguel de Cervantes— para terminar contando una historia que bucea en la identidad sexual del escritor y que habla del poder de contar historias, algo que entronca íntimamente con el propio cineasta.
La película aborda la figura de Cervantes, un personaje del que tengo la sensación que no se ha tratado mucho desde la ficción en España.
Ese fue uno de los alicientes cuando abordé este proyecto. Me hacía la pregunta de por qué me metía en esto, y la pregunta realmente es al revés, por qué nadie se había metido en esta historia ni en este periodo tan particular, porque tampoco quería hacer la típica película de ‘nació, vivió y murió’. Quería centrarme en ese episodio concreto y lo que vivió en estos cinco años donde descubre su vocación, pero a la vez descubre su condición, quién es y lo que quiere ser en la vida.
Imagino que la pregunta fundamental era: ¿qué quiero contar? Porque hay mil historias dentro de Cervantes.
En el proceso de investigación encontré que había mucha conexión con mi realidad, que es la de contador de historias, porque en ese momento parece que es donde se despierta su vocación por contar historias. Y luego hay algo que está muy presente para mí en la película y en el personaje, y es que es alguien que congrega a su alrededor a un montón de personas para contarles una historia. Y eso está en la esencia de cualquier cineasta. Lo que queremos es una sala llena de gente dispuesta a escuchar lo que les quieres contar.
Siempre tengo la sensación con sus películas de que, aunque hablen de Unamuno o de Cervantes, para usted hablan de algo importante y personal.
Yo siempre, cuando me hablan de una historia o de un proyecto, les digo, ‘vale, pero por qué lo quieres hacer’. Es curioso porque yo no he hecho cine basado en mi vida. Soy muy poco autobiográfico. Igual también porque lo que busco con la ficción es huir de mi propia realidad, viajar a otros sitios y a otras épocas. Pero, sin embargo, siempre la historia que cuento acaba teniendo una conexión. A veces la descubro a posteriori. Por ejemplo, Miguel de Unamuno, que es alguien con el que piensas 'qué puedo tener yo en común con él'. Pues había una conexión entre el discurso que él dio en octubre de 1936 y esas mañanas que yo paseaba sacando el perro con gente de derechas y de izquierdas, y había unas discusiones encarnizadas por la realidad de hoy.
Yo estaba estableciendo el vínculo perfectamente, porque a mí como personaje público me pedían que yo me pronunciara, que es un poco lo que se le estaba pidiendo a Unamuno. O en el personaje de Hipatia, en Ágora, que es alguien que intenta marcar la moderación en un momento tumultuoso o tempestuoso. Es algo con lo que yo me siento plenamente identificado, incluso con el personaje de Ángela en Tesis. Siempre encuentro una conexión con los personajes.
La película dice que no se puede entender la obra de Cervantes sin conocer su vida. Que la obra y el autor son indisociables, como se ve en otros autores como con Lorca. Sin embargo, luego, eso de separar obra y autor sigue siendo una discusión clásica.
La experiencia de Cervantes en Argel es una experiencia que le obliga a tomar contacto con la cultura del enemigo, que era nada menos que la cultura musulmana. A él se le permitía salir de las prisiones en las que los encerraban y entra en contacto con esa cultura y de alguna manera la tienen muy presente en su inmediata obra posterior. Nada más volver de Argel escribe una obra sobre el cautiverio y luego introduzca a personajes árabes en sus obras. Yo creo que eso a él le hace entender que la naturaleza humana es mucho más compleja. Él crea la primera novela moderna, compleja, donde hay grises en los personajes, donde no son necesariamente héroes o antihéroes. Y por supuesto que eso para mí está muy asociado a esa experiencia personal.
En mi caso también, todo lo que vivo y todo lo que recibo lo manifiesto en las películas. Y luego, concretamente, porque has mencionado Lorca, la sexualidad. Hay quien intenta buscar trazos de posible homosexualidad en la obra de Cervantes. Estamos hablando de un tiempo en el que si tú manifestabas cualquier atisbo de, como llamaban a la homosexualidad, sodomía, podías ser condenado. Es imposible pensar que eso pueda estar presente en la obra. Pero como decía antes, la complejidad de los personajes, la exaltación de la amistad, en el caso del Quijote entre hombres, es algo que yo creo que tiene que haber formado parte de su vida, por supuesto.
Aborda en la película esa posible homosexualidad de Cervantes, un tema que puede escocer a mucha gente, para la que hay mitos intocables de españolidad. ¿Teme la respuesta de los puristas?
Las películas hay que hacerlas con prudencia, con corazón, con sentido de la responsabilidad, pero sin miedo. No puedes hacer una película con miedo. Y sobre todo cuando estoy hablando de mi propia naturaleza, de algo que conecta muy íntimamente conmigo. Llevo 30 años y no he hecho jamás una película sobre temática homosexual. Muchas veces mis amigos o periodistas me han dicho que por qué no hago una película sobre temática gay. Bueno, pues no me había llamado, y de pronto en esta historia he encontrado que explorar esta hipótesis, que no deja de ser una hipótesis, era el vehículo perfecto desde la dramaturgia. Era lo que hacía para mí la historia más bella. Explorar esa relación entre Cervantes y su captor Hassan Baja, del que hay constancia de que era homosexual o bisexual.
Entonces no podía hacerlo con miedo. Tenía que hacerlo con toda la fuerza y la honestidad. Estoy hablando de un personaje que es carismático, que es un líder, que tiene sentido del humor, que tiene luz y que además se besa con un hombre. ¿Dónde está el problema? El problema estaba en el siglo XVI, por eso Cervantes se carga la información de Argel para poder limpiar, entre comillas, su nombre. Pero el problema yo no lo tengo en el siglo XXI. Habría sido negar mi naturaleza. Y luego otro matiz del que también me voy dando cuenta con los años es que parece que tendemos a compartimentar. Somos 'homosexual', 'heterosexual' o 'bisexual', y a veces la realidad social, y nos lo está demostrando, es mucho más fluida y mucho más compleja. Una persona puede tener su pareja, sus hijos y a lo mejor ha tenido una relación homosexual o afectiva con un hombre. Quería explorar eso porque creo que esa misma fluidez que se da hoy también se daba de puertas para adentro en el siglo XVI.
Tendemos a compartimentar. Somos 'homosexual', 'heterosexual' o 'bisexual' y la realidad social, y nos lo está demostrando, es mucho más fluida y mucho más compleja
Me acuerdo de la que se lio en Mientras dure la guerra con la Legión por Millán-Astray…
Yo ya experimenté la polémica cuando hice Mar adentro, que era una película sobre la eutanasia donde no quería centrarme en el lado legal, porque tenía la sensación de que tarde o temprano, y ha sido más tarde que temprano, iba a quedar superado. Quería abordar el tema desde un punto de vista más íntimo. Pero sí me encontré en la calle gente que me increpaba. Muchas veces son personas que ni siquiera han visto la película por su propio prejuicio, pero es algo a lo que te tienes que enfrentar como creador.