De las cosas maravillosas de mi ciudad vallenata, su gente es lo mejor. Ser vallenato es un estado mental de felicidad y orgullo, pero, como en todo, también hay desacuerdos por pequeñas rencillas y discusiones sobre lo fundamental. Septiembre es el mes del patrimonio y desde ya los conocedores preparan agenda temática y eventos significativos. Realizarlos tiene su encanto, su ritmo, su mundo.
Hoy, al menos, tenemos cine nacional con buenas películas, el Teatro Maderos de fama reconocida, la Filarmónica de cumpleaños, casas de encuentros que recuerdan a nuestras casas de citas juveniles y, claro, el vallenato, donde la sola chaqueta del ídolo Silvestre Dangond cuesta 500 millones de pesos. Estamos volando alto, o muy bajo, según los valores de cada quien. En mi caso, creo que ya los perdí