Un gentleman, a la usanza de los caballeros ingleses.

Jefe de protocolo y coralista, juntó ambas profesiones y las ejerció hasta jubilarse en el Consejo Legislativo deltano.

Clásico y refinado, conocía de formas y modales, como quien se sabe al caletre el .

Enfermo hace meses, se había recogido en casa, obedeciendo a la monserga “primero muerto que destruido y expuesto ante la gente”.

Era tan distinguido, que cuesta encontrar otro que se le parezca. Su etiqueta comenzaba en la impecable dicción, continuaba en la rectitud almidonada de sus prendas, seguía en el articulado caminar y se explayaba en la interacción suave y cálida de la conversación casual.

Este lunes 11 de julio partió a encontrarse con el Maestro Cruz Eduardo Álvarez Cedeño, juntos harán la coral del cielo.

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