Juan Carlos y la reina Sofía pensaban que sería imposible casar a la infanta Elena . De hecho, si no hubiera nacido un heredero varón, se habría tenido que reformar la Constitución para que ella pudiera ocupar el trono, tal y como ocurrió años después con Leonor. En aquel entonces, la idea de que reinara una mujer en solitario era vista como un auténtico escándalo. La infanta salía con amistades, tanto chicos como chicas, pero nunca llegó a formalizar ninguna relación, al menos que sus padres supieran. Por eso, los eméritos se ilusionaron cuando vieron la buena sintonía que había entre Elena y Cayetano Martínez de Irujo. La posibilidad de un enlace con la familia de la duquesa de Alba sonaba fuerte, pero todo quedó en nada cuando el jinete se echó atrás.
Finalmente, en 1994, Elena