Sin ningún tipo de mesura, la máxima autoridad edil de Lima, Rafael López Aliaga, calificó al periodista Gustavo Gorriti de “enemigo del Perú” y exhortó a que “hay que cargárselo de una vez”. Esa expresión, inequívocamente violenta, constituye para cualquier peruano mínimamente conocedor del lenguaje informal un llamado directo a eliminar físicamente a una persona.
No es cualquier vituperio. En lo que va de este año, dos hombres de prensa, Gastón Medina (en Ica en enero) y Raúl Celis (en Iquitos en mayo), han sido asesinados en el Perú mientras ejercían su labor informativa. Paralelamente, el país ha retrocedido en los índices de libertad de expresión y de prensa. Por un lado, el Índice Chapultepec de la SIP ubicó a Perú en la categoría de “alta restricción” de la libertad de prensa, y ca