La falta de tiempo y los horarios laborales se han convertido en uno de los principales enemigos de la alimentación saludable en España. Más de la mitad de los trabajadores españoles asegura que no dispone de tiempo suficiente para preparar comidas saludables y el 25% admite que improvisa qué comer a diario, sin planificación previa alguna sobre su dieta.

Además, dos de cada tres empleados reconoce que recurre a la alimentación emocional, es decir, que come para gestionar el estrés o la ansiedad durante su jornada laboral. Y casi la mitad relata que, cuando trabaja bajo presión, tiende a comer más rápido, a elegir opciones poco saludables e incluso a saltarse comidas.

Este último comportamiento tiene bastante que ver con las exigencias laborales. Entre los directivos de grandes y mediana

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