Los neurocientíficos han demostrado que nuestros cerebros utilizan un lenguaje común para interpretar el color, aunque nuestras experiencias personales cromáticas siguen siendo únicas. La percepción del color emerge como una síntesis entre la objetividad de nuestra biología compartida y la subjetividad de nuestra conciencia individual.

Nunca se ha podido saber si cada persona ve los colores de la misma manera: ¿el azul que yo percibo es idéntico al que otra persona? Esta pregunta, que ha habitado durante siglos la frontera entre la filosofía y la ciencia, parece por fin tener una respuesta tangible.

Un nuevo estudio de neurocientíficos de la Universidad de Tubinga, publicado en el Journal of Neuroscience, ha demostrado que, más allá de nuestra experiencia subjetiva y personal, los cere

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