El peronismo, bajo el mando de Axel, Cristina y Massa, se impuso con holgura al fenómeno encarnado por Javier Milei. El triunfo fue claro y contundente pero Milei parece no entenderlo.

Kicillof hizo hincapié en el "mensaje de las urnas" con un tono que sonó a reprimenda. Una seguidilla de desaciertos técnicos de campaña y desatinos morales fueron minando la credibilidad de Milei, quien terminó por convertirse en el símbolo mismo de aquello que prometía erradicar.

Su fallo principal fue una lectura errónea de los comicios y la nacionalización de una campaña de índole provincial. Apeló a un dramatismo excesivo sobre temas que no figuraban en la agenda pública, centrando su discurso en cuestiones que no conectaron con los votantes.

El veredicto de las urnas se manifestó como un rechazo ca

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