La temporada de la Liga Premier no llevaba ni 30 minutos cuando Antoine Semenyo, el delantero de Bournemouth, denunció haber sido víctima de abuso racial por parte de un espectador.

El mismo fin de semana, un partido de la Copa de Alemania fue detenido después de que Christopher Antwi-Adjei, centrocampista del Schalke, fuera objeto de abuso racial durante un saque de banda.

En Italia, la Juventus condenó el abuso racista dirigido al jugador estadounidense Weston McKennie mientras descansaba después de un partido de la Serie A.

Y en España, la policía arrestó el miércoles a un espectador por presuntamente hacer ruidos y gestos de mono hacia Kylian Mbappé, la estrella del Real Madrid, durante un partido el 24 de agosto.

El aumento de los abusos contra jugadores negros en competiciones de toda Europa ha alarmado a los defensores contra la discriminación y destaca cómo el racismo persiste en el fútbol a pesar de las múltiples iniciativas de la FIFA y la UEFA, así como de las federaciones nacionales y los clubes individuales para eliminarlo.

“Creo que es más del doble de lo que tuvimos la temporada pasada en el mismo momento”, dijo Piara Powar, director ejecutivo de la red Fare, un grupo contra la discriminación que trabaja con los organismos futbolísticos globales y europeos para monitorear y asesorar sobre incidentes en los partidos.

“Si sumamos los problemas de las redes sociales”, agregó Powar en una entrevista telefónica, haciendo referencia al abuso sufrido este verano por la jugadora inglesa Jess Carter en la Eurocopa femenina. "Encontramos muchas historias que salen a la luz”.

Frustrados por la falta de avances, algunos jugadores negros han pedido que el sistema judicial y las instituciones del fútbol impongan sanciones más severas contra los infractores.

“En esta época, nosotros, los jugadores, todavía somos objeto de abuso racial y simplemente no tiene sentido”, dijo Semenyo a la emisora británica ITV. “Solo queremos saber por qué sigue ocurriendo”.

El hombre arrestado bajo sospecha de lanzar insultos a Semenyo en el partido inaugural de la Liga Premier contra Liverpool fue liberado bajo fianza y se le ordenó no acercarse a menos de 1,6 kilómetros (1 milla) de un estadio de fútbol en Reino Unido mientras la policía investiga el incidente.

La cultura tribal del fútbol y el frenesí de sus hinchas hacen de ese deporte un escenario propicio para que salgan a la superficie problemas sociales como el racismo. El fútbol inglés tuvo una época particularmente difícil con el racismo en las décadas de 1970 y 1980, cuando se lanzaban cánticos de mono e insultos ofensivos a los jugadores negros.

Una generación después, el abuso racial de los jugadores es más común en las redes sociales, pero no ha desaparecido de los estadios. Un ejemplo prominente ocurrió en España en 2023 cuando Vinícius Júnior, del Real Madrid, confrontó a un aficionado que lo llamó mono. Meses antes, cuatro personas colgaron un muñeco del jugador brasileño de un puente en una autopista, lo que produjo sentencias de prisión este año.

Los organismos rectores del fútbol han luchado por erradicar el problema, a pesar de medidas como prohibiciones más largas para los jugadores, multas más severas para los clubes, cierres parciales de estadios, deducciones de puntos y un protocolo de tres pasos que los árbitros utilizan cuando ocurren actos de racismo en los partidos.

Recientemente, la FIFA multó a las federaciones de fútbol de Albania, Serbia y Bosnia y Herzegovina por delitos que incluyen racismo durante los partidos de clasificación para la Copa del Mundo. Argentina, Colombia y Chile también fueron castigados por lo que, según la FIFA, era “discriminación y abuso racista”.

La FIFA creó un grupo de trabajo contra el racismo en 2013, pero, de manera controvertida, lo disolvió tres años después, diciendo que había “cumplido completamente su misión temporal”.

La semana pasada, el organismo anunció su más reciente iniciativa: un grupo de 16 exjugadores, entre ellos, varios grandes del fútbol como George Weah y Didier Drogba, que asesorarán sobre iniciativas contra el racismo.

“Ellos impulsarán aún más un cambio en la cultura del fútbol”, dijo el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, sobre el Panel de Voz de los Jugadores, “asegurándose de que las medidas para contrarrestar el racismo no solo se discutan, sino que se lleven a cabo, dentro y fuera del campo”.

Uno de los miembros del panel, el antiguo defensa del Manchester United, Mikael Silvestre, dijo que recibió insultos racistas en Instagram el día después de que se anunciara la iniciativa.

“Fue una sorpresa”, dijo Silvestre en comentarios proporcionados por la FIFA, “pero me hizo estar aún más motivado”.

Powar dijo que su organización, que envía observadores a partidos masculinos de fútbol internacional y competiciones de clubes europeos, ha presentado informes ante la UEFA y la FIFA sobre 18 presuntos incidentes discriminatorios en lo que va de la temporada, sin contar los incidentes en línea. Con base en informes noticiosos y en sus propias observaciones, la red Fare encontró 90 incidentes claros de discriminación en 67 partidos. Casi la mitad de ellos tuvieron que ver con el racismo.

Powar dijo que había una “mayor conciencia” de los incidentes racistas que ocurren en el fútbol, principalmente debido a una mayor cobertura mediática, pero, aun así, le sorprendió ver tantos informes en las primeras etapas de una temporada. Sugirió que una mayor atención en la migración por parte de la política europea podría haber contribuido al aumento.

“Cada semana vemos cómo partidos de extrema derecha, partidos de centroderecha, dan prioridad a la migración como un tema que Europa necesita abordar”, dijo. “Y eso inevitablemente se refleja entre los grupos de fanáticos, muchos de los cuales tienen una agenda de extrema derecha de todos modos, y se refleja en las mentes del público en general”.

Jacco van Sterkenburg, profesor de raza, inclusión y comunicación en el fútbol y los medios de la Universidad Erasmus de Rotterdam, dijo que no se debe culpar al racismo en el fútbol por las tendencias políticas en general.

“El fútbol en sí mismo produce racismo que, en cierta medida, es independiente de la sociedad”, dijo Van Sterkenburg, “porque detrás de él hay algunos aspectos como, por ejemplo, (la falta de) diversidad en las juntas directivas, en los cuerpos técnicos”.

El presidente de la UEFA, Aleksander Čeferin, dijo el jueves que el fútbol debería unir y no dividir a las personas.

“Y debemos tratar de deshacernos de esos idiotas cuyo partido de fútbol es para su ideología idiota, en todas partes, no solo en un país sino en todos los países, porque estas personas no aman el fútbol”, dijo en la reunión del Comité Ejecutivo de la UEFA en Albania.

Organizaciones como la FIFA y la UEFA deben caminar por una delgada línea mientras equilibran su función como organizadoras de competiciones y como organismos reguladores.

Powar señaló el ejemplo de México, coanfitrión de la Copa del Mundo del próximo año, cuya federación ha recibido multas debido al uso de un cántico homofóbico por parte de sus fanáticos durante los partidos.

“La FIFA los ha multado probablemente unas 20 veces en las últimas temporadas”, dijo Powar, “y realmente, dadas sus faltas, deberían estar más cerca de ser expulsados de la Copa del Mundo de la FIFA”.

Gary Neville, el antiguo defensa del Manchester United y de la selección de Inglaterra, también quiere que haya mayores “consecuencias” para los infractores.

Neville es copropietario del equipo inglés de cuarta división Salford City, cuyos jugadores abandonaron el campo en un partido amistoso en York en julio después de que uno de ellos fuera objeto de un presunto abuso racial por parte de un aficionado local.

Hablando en el lanzamiento de la estrategia de cinco años “Fútbol Unido” del grupo británico contra la discriminación Kick It Out, Neville dijo que la conversación sobre el racismo debe ir más allá de la educación.

”¿Debería contactarse al empleador (del infractor)? ¿Debería haber un castigo adicional para el club? ¿Deberían los jugadores continuar en el campo?” preguntó. “Tenemos que llevar la conversación más allá de lo que es la norma porque sigo viendo exactamente la misma respuesta cada vez”.

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El periodista deportivo de la AP Graham Dunbar y Llazar Semini en Tirana, Albania, contribuyeron a este despacho.

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