La Diada de Catalunya volvió a ofrecer un ambiente festivo y reivindicativo, sin que las divergencias políticas entre los sectores del país, dentro y fuera del soberanismo, deslucieran la celebración del sentimiento nacional. La jornada está siendo tan señalada en el calendario por el nacionalismo catalán como por sus detractores, que acostumbran a desmarcarse del día nacional ratificando su propio relato de negación de la especificidad social, cultural y política de Catalunya. El clima entre familias políticas sigue marcado por abiertas diferencias, pero ayer pesaron más las apelaciones a la concordia que las estridencias de quienes promueven otros intereses. La normalidad a la que apela el president, Salvador Illa , es un ejercicio de convivencia desde la divergencia, y no de uniformi

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