Todos los expertos quieren estar equivocados pero pocos tienen esa esperanza. El asesinato el miércoles de Charlie Kirk, figura clave de la ultraderecha de Estados Unidos, fundamental aliado de Donald Trump y a los 31 años la persona más determinante para la movilización de jóvenes conservadores en el país, se ve como un punto de inflexión que coloca a EEUU ante una nueva era de violencia política . Quizá, temen esos expertos, muchos políticos e incontables ciudadanos, ya ha empezado.

Los episodios que empujaban hacia al abismo a una nación que tiene esa violencia en el ADN de su historia se han ido intensificando en los últimos años, a la par que la herida de la polarización se hacía cada vez mayor y más radical. Numerosos sondeos muestran que en un país donde cada vez más es

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