Ana María Ferreyra tiene 58 años y vive en el barrio Nuestro Hogar III, en el sur de Córdoba capital. Su vida está marcada por tragedias. Un camión la atropelló, perdió una pierna y años después sufrió el dolor más grande que puede vivir una madre: la muerte de su hija.

Pero lejos de rendirse, eligió seguir y ayudar a los más necesitados.

Su vida marchaba normal hasta que en 2006, cuando volvía de trabajar, fue atropellada por un camión. A raíz de esto, debieron amputarle una pierna. Pero el siniestro no fue un obstáculo en su vida: continuó acompañando a cada uno de sus hijos en sus respectivas tareas.

En diálogo con La Voz, Ana recordó la especial atención que le prestó a su hija Débora, quien nació con graves problemas cardíacos y pulmonares.

En 2021, en plena pandemia, “Pipi”, como

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