En un mercado de la construcción dominado por gigantes multinacionales y donde los márgenes dependen tanto de la eficiencia como de la resiliencia frente a la volatilidad económica, un jugador mexicano busca dar un salto cualitativo. Se trata de Grupo TSGM, bajo la dirección de Carlos Granados Miranda, que se ha propuesto demostrar que una constructora nacional puede competir con estándares internacionales y generar valor más allá de los metros cuadrados entregados.
El sector en México no atraviesa su mejor momento: la incertidumbre regulatoria, el alza en costos de materiales y una presión creciente por adoptar prácticas sustentables han puesto a prueba la solidez de las compañías. Según datos de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), el PIB del sector ha mostrado