Habían pasado 18 meses desde que el y su hijo pequeño, el , no se veían. Un año y medio en el que han estado manteniendo un tenso conflicto que daba como resultado un revuelo mediático desagradable para ambas partes. El monarca guardaba silencio y apariencias, mientras que el hijo díscolo ofrecía declaraciones que suponían desafíos difíciles de sortear. Pero este miércoles se obró el milagro en Clarence House , con una reunión que todos esperaban con impaciencia.
Todas las pistas apuntaban a que esta vez el príncipe Harry sí daría el paso de ver a su padre. Las últimas ocasiones en las que ha pisado suelo británico desde que rompió lazos con su familia no se había dignado a llamar a su puerta. La excusa perfecta era una intensa agenda que cumplir o la premura de abandonar la zona cua