El hilo de la crianza es una cuerda tensa. Un equilibro precario entre el control absoluto y la desconexión total.
Esta es la historia de dos extremos que, sin quererlo, terminan por despojar a los hijos de lo más valioso: su autonomía.
La Nación relata la vida de Mara. La madre de un adolescente de 15 años dejó una nota de dos páginas detallando cada paso de su rutina. “Calienta el chocolate un minuto”, se leía en su obsesivo guion. La mejor intención se volvió una jaula invisible.
En el otro lado del espectro, Lucas creció sin supervisión, cocinando y manejando su hogar desde la adolescencia. Su padre lo llama “independencia”; los especialistas lo definen como abandono.
Un estudio de la Universidad de Colorado arroja una verdad inquietante: el 73% de los adolescentes dependen de sus