Señor director:

La velocidad de los sucesos, está afectando al verdadero vivir. Parece que los minutos del día pasan tan veloces que no podemos vivir de manera que disfrutemos cada instante. Las exigencias personales, laborales, sociales, están llegando a “afectar”, individualmente a las personas apremiadas por la realidad inmediata.

Por el nuevo sistema, gran información, adelantos en general, están transitando aceleradamente el día a día, donde es difícil encontrar tiempo para la meditación, reflexión y qué decir de alimentarse espiritualmente.

Que esta breve reflexión sea motivo para recordar que el hombre es el ser humano compuesto de cuerpo y espíritu. Cuidemos el equilibrio para lograr el buen vivir.

Beatriz del Alba

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