CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Misael Cano Rodríguez iba con su hija Tífany Odete Cano González a recoger unas cosas para su nieto, cuando la nube de gas de la pipa que se acababa de volcar debajo del puente de La Concordia, en la alcaldía Iztapalapa, se tornó en llamas; hoy en su casa el dolor se divide entre el luto por él y la esperanza por ella y por su nieto que aún luchan por sobrevivir.
“No pasaban diario por ahí. Es cuando estás en el lugar equivocado, en el momento equivocado”, dice María Guadalupe Martínez Pineda, tía-abuela de Tífany, la joven de 16 años y madre de un pequeño de un año y cinco meses a quien se dedicaba a cuidar. El pronóstico de vida de ambos es reservado.
Frente a la entrada del área de Urgencias del Instituto Nacional de Rehabilitación “Luis Guillermo Ibarra Ibar