Decir que Neuquén es una metrópolis turística ya no es un proyecto a futuro, sino una realidad que se nota en las calles, en la vida cultural y en la creciente llegada de visitantes. La capital concentra población, poder económico, bienes y servicios, y funciona como epicentro de un territorio mucho más amplio.
Ya no se la identifica únicamente con Vaca Muerta ni como un lugar de tránsito hacia los lagos del sur y la Cordillera. Neuquén vive un proceso de cambio profundo que la convierte en un destino en sí mismo. El intendente Mariano Gaido señala que las obras ejecutadas en los últimos años fueron la clave de este viraje. En especial, el paseo costero, que pasó de apenas 1.700 metros antes de la pandemia a más de 33 kilómetros de extensión. “Se abrieron las costas de manera pública y