Por Federico Sacchi (*), especial para «Río Negro»
Hay ciudades que se miden por sus edificios y otras por el pulso de su gente. Neuquén Capital late distinto. No lo hace solo en sus calles iluminadas ni en sus ríos que abrazan la meseta. Late en cada encuentro donde alguien se anima a mostrar quién es, en cada espacio donde una identidad antes silenciada se convierte en protagonista, en cada escenario que se abre para decir: acá entramos todas, todos y todes.
El Encuentro de Diversidades fue uno de esos latidos . No fue solamente una feria con stands ni un escenario con artistas. Fue un mosaico vivo: migrantes que compartían sus sabores y sus danzas, juventudes que encontraban en el micrófono una forma de decir “yo también soy parte”, colectivos LGBTIQ+ que transformaban el arte en