Por la diversidad de rubros comerciales en la entrada a El Caimito I, el flujo de ventas varía entre los locales del sector. El consenso entre locatarios, sin embargo, coincide en jornadas con “moderada” afluencia de clientes.

La inestabilidad cambiaria, los gastos operativos y los deberes tributarios, también desafían la estabilidad. Aunque no es una bonanza, el trabajo sí da para mantenerse en el puesto de empanadas de la comerciante, Rosal Herrera.

“El negocio está desde el año 92. Yo le doy gracias a Dios porque nosotros a pesar de conforme está la situación, nosotros nos mantenemos. No como antes, pero sí no se mantiene uno”, cuenta.

Un buen día puede cerrar con entre 500 y 600 $. En uno malo, entre 200 y 300 dólares en ventas. La mayor complicación, menciona Herrera, es el aument

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