Cada año, a finales de agosto, Angélica deja su hogar en la comunidad de Santa Ana Jilotzingo en el municipio de Otzolotepec, en el Estado de México, para viajar a Puebla y recorrer las calles con un carrito lleno de banderas de todos los tamaños, bigotes, trenzas, aretes, sombreros y muchos más accesorios para vender durante las fiestas patrias.

Desde hace diez años, junto a su marido Alberto, viajan para esta venta anual, que con el paso del tiempo ha disminuido, sin dejar de ser un negocio que les permite mantener a su familia.

“Cuando empezamos a venir a Puebla, vendíamos poco más de 3 mil pesos al día, porque la gente veía los productos y se detenía a comprar. A veces, de una esquina a otra ya habías vendido 500 pesos. Hoy, si vendemos 600 pesos en todo el día, te fue bien; pero si

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