Las vacaciones no siempre son sinónimo de lujo o fiesta. Incluso rostros populares como Chenoa encuentran en la tranquilidad de lugares menos concurridos el descanso perfecto. Este verano, la cantante eligió alejarse de los destinos tradicionales como Ibiza o Marbella para sumergirse en la esencia verde de Cantabria , una tierra que mezcla historia, mar y montaña en un equilibrio perfecto.

“Naturaleza, calma y energía bonita que siempre me recarga” , escribía Chenoa en sus redes sociales tras una escapada que ha calado hondo en su corazón. Acompañada de Cloe , su inseparable compañera de aventuras de cuatro patas, la artista ha recorrido cuatro joyas del norte que condensan el alma de la región: Santander, Santillana del Mar, Comillas y Liérganes .

Santander, la novia del Cantábrico

Primera parada: Santander , capital de Cantabria y una ciudad que conquista con su elegancia atlántica . Desde el Palacio de la Magdalena , vigilando el horizonte, hasta el antiguo puerto pesquero de Puertochico , la ciudad ofrece un recorrido que alterna acantilados y cultura.

El Paseo de Pereda , la estatua de Pedro Velarde (conocido como El Saltarín por su itinerante ubicación) y la serenidad del mar Cantábrico crean el ambiente perfecto para perderse sin prisa.

Santillana del Mar, el pueblo de las tres mentiras

La siguiente parada en su ruta fue Santillana del Mar , conocida como el pueblo de las tres mentiras , pues “ni es santa, ni llana, ni tiene mar” . Pero este apodo irónico no le resta un ápice de encanto. Chenoa y Cloe pasearon por sus calles empedradas , rodeadas de casonas solariegas con balcones floridos y una atmósfera medieval. En el centro del pueblo se alza la imponente Colegiata de Santa Juliana , Patrimonio de la Humanidad , y símbolo espiritual y arquitectónico de la villa.

Comillas, joya modernista

En Comillas , la naturaleza y el arte se abrazan con fuerza. Esta antigua villa ballenera, reconvertida en un emblema del modernismo español , ofreció a Chenoa un paisaje único donde destacan joyas como El Capricho de Gaudí , una fantasía arquitectónica que parece salida de un sueño.

También visitó la Universidad Pontificia , cuya silueta neogótica domina las alturas del pueblo. Comillas es, sin duda, un museo al aire libre, donde cada esquina revela una historia, un detalle, una emoción.

Liérganes, leyenda viva

La ruta finalizó en Liérganes , un lugar envuelto en leyendas como la del Hombre Pez . Según la tradición, un joven desapareció en el río Miera en el siglo XVII y fue hallado cinco años después en la bahía de Cádiz, mudo y desorientado, pero vivo.

Pero Liérganes no es solo mito. Sus puentes de piedra , sus casas blasonadas y su ubicación en el corazón del Valle del Miera convierten al pueblo en un rincón que invita al reposo y al misterio.

Chenoa ha resumido su experiencia en una frase sencilla pero poderosa: “Gracias, Cantabria, volveremos seguro” . Su travesía ha puesto en valor algo que a menudo se olvida en la rutina diaria: que la belleza puede encontrarse en lo sencillo, en un paseo entre montañas, en el murmullo de un río o en la sonrisa de los habitantes de un pueblo pequeño.

Cantabria , tierra de leyendas, de contrastes y de una energía serena pero profunda , se revela así no solo como destino turístico, sino como un lugar donde reencontrarse con lo esencial.