Es alegre. Tiene un carisma arrollador, que es la génesis de su don de gentes. José Luis Chunga suele reírse mucho. Hace chistes por cualquier cosa y a todo el mundo, sin distinción alguna. De ahí nace su liderazgo. “Es mamagallista”, como dicen en su natal Barranquilla, pero todos lo respetan.
Su alegría es su fuerza, su fortaleza. El positivismo que irradia, la capacidad de asumir con buena actitud cualquier situación, lo han blindado durante su vida. Cuando tenía 13 años, al poco tiempo de haber llegado a las inferiores del Junior desde la escuela San Judas de Soledad, Atlántico, se fracturó un brazo mientras estaba en el colegio, donde empezó a ser arquero por petición de la directora como consecuencia de ser el más alto.
Duró dos meses sin entrenar. Después, cuando regresó,